Por Qué Sam Altman Arruga Papeles: O Como Piensa el CEO de ChatGPT
De nuevo ahi andaba, leyendo sobre métodos de productividad (otra vez), termino leyendo mil metodos, no aplicando ninguno y sin ser productivo… En fin, el asunto es que me topé con algo que me sorprendio. Sam Altman, el CEO de OpenAI, la gente detrás de ChatGPT, tiene un método para tomar notas que parece salido de 1995.
No solo eso: funciona mejor que cualquier app sofisticada que hayas probado. O al menos a el le funciona.
Retro Futurismo?
Imaginate esta escena: Sam Altman, rodeado de la tecnología más avanzada del planeta, sentado en su oficina con… un cuaderno espiral básico. De esos que comprás en cualquier librería por dos pesos.
Escribe ideas, arranca las páginas, las pone todas sobre la mesa para verlas al mismo tiempo. Cuando termina de procesarlas, las arruga una por una y las tira al piso.
Imaginate vivir con este señor, te encontras pilas de papeles arrugados por todos lados. El tipo pasa por un cuaderno completo cada dos o tres semanas.
El CEO de la compañía que está revolucionando cómo interactuamos con el texto prefiere papel para pensar.
Por Qué Funciona Esto?
Resulta que hay ciencia detrás de este metodo. Cuando escribís a mano, tu cerebro procesa la información de manera diferente que cuando tipeas. Es más lento, más deliberado, y eso obliga a sintetizar las ideas antes de escribirlas.
Altman lo explica así: “Pienso en escribir como pensamiento externalizado”. Cuando tiene un problema complejo o se siente confundido, se sienta y lo escribe a mano. No encuentra nada que funcione mejor.
La clave está en la naturaleza descartable del sistema. No está archivando pensamientos para la posteridad. Está usando el papel como herramienta para procesar ideas en tiempo real. Piensa, escribe, procesa, descarta.
Es como usar servilletas para hacer cálculos complejos. El valor no está en conservar la servilleta, sino en el proceso de pensar al cual la servilleta sirvió.
El Método Completo
Si querés probarlo, es súper simple:
Paso 1: Cuaderno espiral. Nada fancy. Que se pueda abrir completamente plano sobre la mesa y que las páginas se arranquen fácil. Si te gusta uno de Harry Potter, dale para adelante, pero no hace al metodo.
Paso 2: Escribir ideas, problemas, listas. Sin filtro, sin formato perfecto. Es un borrador de tu cabeza.
Paso 3: Arrancar páginas. Esto te permite reorganizar físicamente tus ideas, ver múltiples hojas al mismo tiempo, hacer conexiones espaciales.
Paso 4: Procesar y descartar. Una vez que procesaste la información, que tomaste la decisión, que entendiste el problema: arrugás y tirás.
Altman también reescribe las listas constantemente. No por prolijidad, sino porque el acto de reescribir lo obliga a reevaluar prioridades y agregar o quitar elementos.
Es como hacer una copia limpia, pero el valor está en el proceso de copiado, no en el resultado final.
Plan B: Variaciones Que Pueden Funcionar
Si lo de arrugar papeles te parece demasiado dramático, podés adaptar la idea:
Para los que necesitan archivo: Sacá foto con el teléfono antes de tirar, pero tirá igual.
Para los digitales: Usá una tablet con stylus, pero borrá después de procesar.
Para los ecológicos: Usá el reverso de papeles que ya no necesitás.
Para reuniones: Hojas sueltas que podés reorganizar sin arrugar cuadernos ajenos.
La clave no está en los materiales específicos, sino en la filosofía: herramientas descartables para pensamiento en tiempo real.
En Cuanto A Mi…
Acá va la verdad: yo he probado miles de sistemas de notas. Apps sofisticadas, cuadernos caros, métodos con nombres rimbombantes. Notion, Obsidian, libretas super kawaii, post-its de colores, tableros Kanban, tablero de corcho, etc, etc, etc…
Siempre arranco entusiasmado y a las dos semanas estoy de vuelta en el caos organizacional de siempre.
Quizás el problema es exactamente ese: busco sistemas para archivar en lugar de sistemas para pensar. Altman no está organizando información, está procesándola. No está creando un repositorio perfecto, está resolviendo problemas.
La diferencia es enorme. Una cosa es “¿cómo guardo esto para encontrarlo después?” y otra muy distinta es “¿cómo uso esto para pensar mejor ahora?”.
La Lección Más Grande
Lo que más me llama la atención de todo esto no es el método en sí, sino la mentalidad. Altman no se complica con sistemas perfectos. Usa lo que funciona para el momento que está viviendo.
En un mundo donde todos buscan la app definitiva, el sistema infalible, la organización perfecta, él agarró lo más básico que había y lo hizo funcionar.
Es como esa gente que cocina increíble con tres ingredientes mientras vos tenés la cocina llena de gadgets sofisticados y pedís delivery.
A veces la solución no está en encontrar herramientas más avanzadas, sino en usar mejor las más simples.
Vamos Cerrando…
El método Altman no es para todos. Si necesitás un archivo histórico de tus ideas, si trabajás con información que tiene que persistir en el tiempo, si compartís notas con equipos, probablemente no te sirva.
Pero si tu problema es pensar mejor, si te perdés entre sistemas complicados, si querés procesar ideas complejas sin distraerte con la herramienta, quizás valga la pena probarlo.
Al menos por unas semanas. Total, lo único que perdés son unos papeles arrugados.
Deja un comentario